En España no existen familias que educan en casa

Uno de los principales problemas que tenemos en España las familias que educamos en casa, que la verdad es que somos unas poquitas, es que las autoridades parecen desconocer todo lo relativo a esta opción educativa. No se trata de que haya una decisión consciente de que en España no haya familias que educan en casa, no es que se esté en contra porque vaya en contra de los principios que rigen el ordenamiento jurídico y el funcionamiento del estado, es simplemente como si no supiesen que existimos.
 
Supongamos que el estado español actuase igual con los clubes deportivos. No se contemplaría la opción de que haya personas que se quieran asociar para practicar un deporte de forma conjunta. Cuando las personas que se quieren asociar para jugar al futbol se pusiesen a jugar al futbol donde pudiesen (un parque, en el campo, en una explanada) recibirían denuncias por vandalismo, por pegar patadas a objetos y tirar objetos a gran velocidad contra otras personas, mobiliario urbano o plantas. Se aplicaría a los jugadores de futbol las normas de seguridad ciudadana relativas a evitar el vandalismo. No sería porque nadie estuviese en contra del deporte en sí, sino porque como no lo conocen y no conocen las motivaciones y necesidades de las personas que desean asociarse para practicar ese deporte, lo único que ven son acciones que, observadas de forma individual (correr, empujarse, pegar patadas a objetos, lanzar a gran velocidad, golpear…), podrían interpretarse como vandalismo y por lo tanto se verían en la obligación de erradicar esa actividad y perseguirla.
 
Con la educación en casa ocurre lo mismo. Como el legislador no se ha enterado de que hay familias que quieren educar a sus hijos en casa como opción educativa viable y responsable; las normas y procedimientos que se aplican son los destinados a las familias que tienen a sus hijos en situación de abandono y desprotección, cuando la situación es totalmente la contraria. Las autoridades toman aspectos parciales de la educación en casa y les aplican la normativa que encaje con ellos sin entender su conjunto, su finalidad y su intención.
 
Por eso una de las labores que nos corresponde a las familias que educamos en casa es la de informar de forma pedagógica, a los profesionales que nos encontramos, sobre nuestra opción. Los trabajadores de los Servicios Sociales no suelen conocer realmente la educación en casa como opción educativa, muchas veces tienen una actitud curiosa hacia estas familias y esa es nuestra oportunidad de explicarles la realidad.
 
Aquí radica la importancia de tener un buen dossier informativo sobre lo que significa educar en casa, las normas que podrían ampararlo, las normas de otros países similares al nuestro que permiten la educación en casa a los menores, los estudios al respecto…

Con este documento podemos cumplir con esta función pedagógica hacia los poderes públicos de tal forma que poco a poco se vaya detectando la necesidad de una regulación que se adapte a la realidad de las familias que optan por este estilo de vida, que , lejos de perjudicar a nuestros hijos, es, como poco, tan válida y adecuada como puede serlo llevarles a un colegio que cumpla con los requisitos de homologación que el Estado exige actualmente.

 

¿No os parece que ya va siendo hora de que se enteren de que existimos?